Mina Antequera Latrille
Madre de Jorge y Juan Carlos Andrónicos Antequera
En la antigua localidad de Coya, en el norte de Chile, nació Herminia Antequera Latrille, hija de Alicia y Luis, y hermana de siete. Su infancia transcurrió en un entorno lleno de alegría, pero fue enviada a estudiar a Santiago, lejos de su madre. “Mina”, como cariñosamente le dice su familia, se convirtió en dueña de casa tras estudiar costura, formando familia con Elías y tuvo cinco hijos: Jorge, Juan Carlos, Miguel Ángel, Nicolás y Arety.
Sin embargo, la vida de Herminia dio un giro trágico cuando sus hijos mayores, Jorge y Juan Carlos, estudiantes de la Universidad Técnica del Estado de Antofagasta y militantes del MIR, fueron detenidos frente a sus ojos por la DINA (policía secreta de la dictadura militar) el 3 y 4 de octubre de 1974. Esta pérdida devastadora no hizo más que encender su pasión por la búsqueda de justicia y verdad.
Mina se lanzó a una incansable búsqueda de sus hijos desaparecidos. Participó activamente en actividades del Comité Pro Paz, la Vicaría de la Solidaridad y fue fundadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Marchas y encadenamientos fueron actos valientes en su lucha, elevando su voz en denuncia del crimen de la desaparición forzada.
Su legado de valentía y determinación inspiró a su familia y a quienes la rodeaban. Tras su fallecimiento, su familia creó la Corporación por los Derechos Humanos "Agitar Memorias" como un testimonio continuo de su compromiso. Herminia Antequera Latrille sigue siendo una figura inspiradora, recordándonos que la lucha por los derechos humanos es un camino que nunca debe abandonarse, y que la memoria es una llama que debe ser avivada con cada generación.
Elena Gómez Vargas
Madre de Alejandro Espejo Gómez
Elena fue nacida y criada en Santiago centro, con mano firme por su madrina, Guacolda, y su padrino, Vicente. Más adelante vivió con su abuela hasta casarse. Desde temprana edad, su espíritu resiliente y su pasión por la justicia comenzaron a tomar forma.
Desde temprano, Nena abrazó su papel como dueña de casa, al casarse bien joven. Sin embargo, su compromiso con la justicia social la llevó a militar en el Partido Socialista. Este fue el comienzo de una vida dedicada a la lucha por los derechos humanos y la igualdad.
La maternidad fue ha sido una parte fundamental de su vida. Elena crio a cinco hijos: Rodolfo Alejandro, Patricia, Katya, María Soledad y Leonardo. Pero fue su hijo mayor, Alejandro, a quien cariñosamente llamaba "Jano", quien se convirtió en un faro de inspiración y la razón de su compromiso inquebrantable con la defensa de los derechos humanos.
En 1974, la vida de Elena dio un giro desgarrador cuando Alejandro, de 18 años y miembro activo de las Juventudes Socialistas fue secuestrado, detenido y desaparecido por la dictadura de Pinochet. Este trágico evento no hizo más que encender su determinación para buscar respuestas y justicia. La "Nena", como cariñosamente se la conoce, inició su búsqueda incansable en lugares como Cuatro Álamos, mientras se sumó al Comité Pro Paz, la Vicaría de la Solidaridad, para terminar siendo parte de las fundadoras de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
La valentía y determinación de Elena no conocen límites. Desde manifestaciones en los alrededores de La Moneda hasta huelgas de hambre y actos de encadenamiento, ella se ha convertido en un símbolo de perseverancia en la lucha por la verdad y la justicia. Su historia de organización y resistencia ha sido un ejemplo de lucha para sus hijas y nietas.
Magdalena Navarrete Feraldo
Madre de Sergio Reyes Navarrete
En la ciudad porteña de Valparaíso, nació Magdalena Navarrete Feraldo, hija de Berta y Alberto, y hermana de dos. Su infancia estuvo repleta de felicidad y amor. Forjó su camino como contadora profesional y junto a su esposo Jorge Reyes, formó una familia con cuatro hijos: Jorge, Víctor, Sergio y Patricio.
Sin embargo, la vida pacífica de Magdalena cambió por completo cuando su hijo Sergio, militante del MIR, fue detenido y desaparecido por la DINA (policía secreta de la dictadura militar) en 1974. Este trágico evento no solo marcó su historia personal, sino que también encendió su compromiso inflexible con la búsqueda de la verdad y la justicia.
Magdalena se unió al Comité Pro Paz y luego fue parte de la fundación de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Su participación activa en actos de lucha y resistencia, incluyendo huelgas de hambre y encadenamientos en la Cepal, demuestra su valentía y su incansable dedicación a la defensa de los derechos humanos.
El alcance de su misión trascendió fronteras cuando Magdalena viajó a varios países europeos para exponer la sistemática violación de los derechos humanos en Chile. Además de su trabajo en terreno, su papel en la preservación de documentos históricos a lo largo de los años se convirtió en un eslabón crucial en la defensa de la memoria histórica.
Con casi cien años de vida, el legado de Magdalena perdura, inspirando a las nuevas generaciones a seguir sus pasos en la búsqueda de verdad y justicia. El Colectivo Bugambilia es un ejemplo de ello, honrando la memoria de las madres de detenidos desaparecidos.
La historia de Magdalena es un testimonio conmovedor de resiliencia y lucha en la búsqueda de un Chile más justo y humano. Su coraje y compromiso continúan guiando a quienes buscan un mundo donde los derechos fundamentales sean respetados y defendidos.
María Luz Encina Silva
Madre de Mauricio Jorquera Encina
En el corazón de Santiago nació María Luz Encina Silva, hija de María Isabel y Eduardo, y hermana de dos. Su niñez transcurrió en calma, muy protegida por sus padres, pero el llamado de la justicia y la igualdad resonaría fuertemente en su vida. Siendo dueña de casa, María Luz construyó un hogar junto a su esposo Alberto Jorquera, con quien compartió la crianza de sus cinco hijos: Alberto, Patricio, Clara Luz, Mauricio y María Eugenia.
Sin embargo, un fatídico 5 de agosto de 1974, en su propio cumpleaños, la DINA (policía secreta de la dictadura militar) detuvo y desapareció a su hijo Mauricio, militante del MIR. Este trágico evento marcó el comienzo de su compromiso incansable en la lucha por los derechos humanos.
Inmersa en la búsqueda por respuestas sobre el paradero de su hijo, Luz se unió a actividades en el Comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad, y fue una de las fundadoras de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
Luz dejó atrás su rol de la hija protegida y se convirtió en una mujer valiente. Junto a sus compañeras, se encadenó en el Ex Congreso, una manifestación que resultó en varias detenciones. A través de su determinación, logró descubrir uno de los lugares de detención de su hijo: Mauricio había sido llevado al centro de torturas Londres 38. Año tras año, María Luz y su hija viajan a San Antonio, honrando la memoria de Mauricio al arrojar flores al mar, donde su cuerpo fue lanzado.
La vida de Luz Encina Silva es un testimonio conmovedor de resistencia y amor inquebrantable. Su dedicación a la búsqueda de justicia y la preservación de la memoria inspira a quienes la rodean. Su historia nos recuerda la importancia de enfrentar la adversidad con valentía y compañerismo para nunca olvidar a quienes lucharon por un Chile más humano y justo.
Mónica y María Pilquil Lizama
Esposa y cuñada de Ismael Darío Chávez
En la ciudad de Santiago, nacieron Mónica y María Pilquil Lizama, hijas de Lucinda y Mariano, y formaron parte de una familia de cinco hermanos: Carlos, Silvia, María, Mónica y Elizabeth. Este hogar comprometido se convertiría en la cuna de dos valientes defensoras de los derechos humanos en Chile.
Mónica, ex militante del MIR, contrajo matrimonio con Ismael Darío Chávez, con quien tuvo a su hijo Juan Carlos. Pero el destino les deparó un golpe doloroso el 26 de julio de 1974, cuando su esposo Ismael, también militante del MIR, fue detenido y desaparecido por la DINA (policía secreta de la dictadura militar). Con una fortaleza inquebrantable, Mónica se exilió en Holanda junto a su hijo, retornando a Chile en 1984.
María, hermana de Mónica, se convirtió en una incansable luchadora por la justicia ya que su hermana se encontraba fuera de Chile. Así, inició la búsqueda de su cuñado participando activamente en actividades del Comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad. Su compromiso se materializó en la fundación de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
Las acciones de resistencia de María fueron notables, desde el valiente encadenamiento en el Ex Congreso hasta diversas manifestaciones en busca de justicia. Junto a ella, Juan Carlos, desde su adolescencia, también se sumó a la búsqueda de su padre y a la lucha por la verdad y la justicia, dando continuidad al legado de su madre y tía.
Mónica y María Pilquil Lizama son ejemplos vivos de dedicación y firmeza en la búsqueda de la verdad y los derechos humanos. Sus historias nos recuerdan que la lucha por la justicia y la memoria no es individual, sino una causa colectiva que trasciende generaciones. Su legado inspira a seguir adelante en la lucha por un mundo más justo y humano.